jueves, 30 de agosto de 2012

Que no sabe.


Quisiera saber si al final compré aquella casa con palmera, como te prometí y si en la pared santa de la cocina esta grabado la receta del bizcocho de mi madre.

Quisiera saber si alguna noche la pasaré contigo, bajo un sol artificial y sobre el empedrado de la calle Machín.

Quisiera saber que fue de aquellos compases tan obscenos, que a mi tanto me gustaba agitarme con ellos.

Quisiera saber si por fin pasaron de moda las chicas guapas y los altos de nariz grande ondulan nuestras sonrisas.

Quisiera saber si encontraste lo que buscabas o estas hecho de pedacitos de un mediocre y te vidrian los ojos al recordarla.

Quisiera saber si aun te tengo debajo de la almohada.

Quisiera saber si seguiré contemplando tu cuerpo pasado de años entre mis sabanas y si el alba me traerá la única forma de la que se mirarte.

Quisiera saber si le sume horas de vuelo a mi pasaporte y alcancé más allá de las Antípodas.

Quisiera saberte, mis luceros si conseguí enseñarte a prohibir todo aquello que yo hice mal.

No quisiera lo sé, no soltaremos las san cervezas de vez en cuando y tu seguirás llamando olivas a las aceitunas.

Ignorante es el destino de tantos quisieras, que no los quiero saber.

martes, 28 de agosto de 2012

Donde quiere


8 a.m. el sol comienza a soplar tu piel, boulevard de cristales rotos indican turismo contaminado. Maruja y Vicente lugareña y  él de adopción, te cuentan que el modas fucking del otro lado, era la tienda de la esquina, la de toda la vida.

Coche rentado y maletas desempacadas, llaman al traje de baño, toalla en mano, gafas de pro y carreteras sin sentidos te llevan a un hueco rocoso, pinchante, aguas de vaso color cristal. No hay moros en la costa, sino paninis embotellados orgullosos de… pues  debe ser de su varonilidad.

Día 2.

Con chanclas y a lo loco, te escarpas las manos y ha medida que te abarrancas acantilado abajo, de pronto lo ves y la paz se hizo en ti, no se sabe que pasó con tu espíritu.

Ya no importa las jellyfish  que te piquen, tan solo es su saludo más amargo. Llegaste, bienvenido al reflejo del cielo en la tierra. Sin serlo, soy el rey, no Midas sino uno de los buenos. Comienzas a ser almendra tostada bajo el sol, vaya colores, que lindura el azul casi verde de lo saladita que esta la mar.

No te imaginas donde estoy y lo que visto.